lunes, 21 de marzo de 2011

La despedida

Este artículo me ha costado mucho tener que escribirlo, a día de hoy aún me cuesta ver las fotos sin derramar alguna lágrima, aunque ahora lo veo de otra forma y pensando en lo bueno que dejé.

El último viernes de cada mes como todos los meses celebramos los cumpleaños. En Diciembre, por la Navidad decidieron adelantarlo y coincidió con mi despedida.

Toda la semana antes de mi marcha hubo mucho revuelo, las niñas se reunian a escondidas y me decian que no podía mirar lo que tramaban. Las más pequeñas fueron haciendome regalos y escribiendo cartas para mi.

Llegó la tarde de mi despedida y como en los cumpleaños había música, algo de beber y por supuesto muchas "canchitas".

Empezó el baile y como siempre estuve sacando a los niños a bailar.


Por fin pude sacar a bailar a mi querido Gerson, un completo caballero ahí donde los haya, romántico y un galán de primera.



Después de unos momentos de baile empezaron a desarrollarse los acontecimientos que jamás hubiese esperado, ni imaginado iban a ser así. Me sentaron en un sitio especial, en medio de todos los niños, para no perder detalle de todo lo que iba a ocurrir.


Con una presentadora de lujo que anunciaba todas las actuaciones, mi preciosa chinita Rocío.


Habían preparado dos coreografías, se peinaron y maquillaron para la ocasión fue realmente bonito.





Vanesa y Gerson  recitaron unas poesías que ellos mismo hicieron y ahí empezaron las lágrimas.


Hicieron una tarjeta con una foto de todos los niños de uno de los paseos que hicimos y escribieron cada uno en una nube una frase de despedida para mi y me la entregaron.


La asociación Giordano Liva también envió unas palabras de agradecimiento que llegaron al alma,



Y después de esto llegó la despedida, los niños hicieron una cola para darme un abrazo de despedida y todos rompimos a llorar.


Con Melanita como yo la llamaba, la dulce y lista Melany


La pequeña Jimenita, siempre olvidadiza y a la que conseguí ganarme su confianza.

Mi pequeña Katy, como lloró y como nos hizo llorar a todos, no tenía consuelo, solo me decía, no te vayas profe y no entendía porque me iba.


Y al final me esperaba una sorpresa más, Paolo mi compañero de piso estaba al final de la cola para despedirse de mi también de rodillas como si fuera un niño más y como no las lágrimas aumentaron.

Al final conseguimos calmarnos todos y convencerles de que aquello era una fiesta y teníamos que bailar, y disfrutar de nuestra última tarde juntos.

Ahora entenderéis porque me ha costado tanto escribir este artículo, verdad??

Estos niños me han enseñado muchas cosas y he aprendido también muchas cosas sobre la vida.

Cuando llegué la gente me decía que ahora valoraría más lo que tengo aquí y la verdad es que valoro mucho más todo lo que he vivido allí, dando gracias siempre de lo que tengo aquí.

Siento que esta experiencia ha sido muy buena para mí y a pesar de la tristeza que me produjo tener que despedirme de ellos y de echarles de menos, me gusta pensar que también yo les aporté algo bueno y ojalá sembrara una buena semilla.

2 comentarios:

  1. Jolín Irene, yo también acabo de dejar caer un par de lágrimas. Qué emoción tan grande. Pobres niños, que se quedaron sin tu luz.

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  2. Estoy con Rafa, aquí estoy a moco tendido y la caja de klinex. La experiencia ha sido maravillosa, puesto que volviste cargada de una energía especial.
    Gracias por dejarme compartir tu maravillosa experiencia desde la distancia.
    Hemos compartido muchas cosas a través de mail y skype, y he podido, a pesar de ser tu hermana, conocer una parte de ti que me ha enseñado mucho.
    Gracias.
    Te quiero mi hermana pequeña.

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