Esta es la tercera vez que nos vemos. La primero vez fue en España donde nos conocimos, aún recuerdo ese momento en el aeropuerto y aun guardo esas fotos abrazadas apretando los puños de la emoción, por fin nos conocíamos. La segunda fue cuando yo, con mucho esfuerzo fui por primera vez a Perú, a conocer a su maravillosa familia y asistir a la boda de su hermana y por supuesto a conocer su increíble país, con esa energía que desprende.
Esta semana he podido volver a reencontrarme con mi amiga y a sentir que a pesar del tiempo, a pesar de la distancia, a pesar de nuestros cambios de vida, a pesar de que parece que nunca hay tiempo para lo importante, y aunque pase tiempo sin saber una de la otra, seguimos siendo las mismas en cuanto a nuestra amistad, seguimos teniendo ese cariño que nos ha llegado a tener unidas más de media vida.
Me siento feliz porque he podido conocer a sus hijos, fiel reflejo de su bondad, de su cariño y de su fuerza, entre otras miles cualidades que tiene esta mujer.
En su casa me han acogido como a una más de la familia, nuevamente, y oir a los niños como me llaman tía Irene ha sido un regalo y un fruto de una verdadera amistad.
Hoy me despido de ellos hasta mi vuelta antes de mi regreso a España. Pasaremos un par de días más juntas y luego seguiremos escribiéndonos como siempre, pero con más madurez, evolucionando y sabiendo que siempre estaremos unidas. Volveré.
Esta es otra de las razones por las cuales elegí Perú como destino para mi aventura, el reencuentro con mi amiga.
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